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Mitos y leyendas de Colombia: El Hombre Caimán

Mitos y leyendas de Colombia: El Hombre Caimán

Una de las muchas famosas leyendas colombianas, el Hombre Caimán, nos cuenta una curiosa historia de un hombre que tenía unos extraños comportamientos. Aquí te traemos un resumen del Hombre Caimán y que cuenta su leyenda.

La historia del Hombre Caimán

La leyenda del hombre caimán cuenta la historia de un pescador llamado Saúl. Este hombre iba frecuentemente de pesca, que era su actividad preferida, pero tenía también otra actividad que era de sus favoritas. Le encantaba las fiestas y las mujeres del pueblo. No había fiesta a la que no iba.

Le gustaban tanto las mujeres que incluso las espiaba cuando ellas iban a la orilla del río. Este hombre se ocultaba entre los arbustos para espiar a las mujeres mientras ellas se bañaban en el río. Él siempre quería estar más cerca de ellas. Le ganaba el deseo de verlas más cerca y ver detenidamente con lujuria los cuerpos desnudos de estas jóvenes que no se imaginaban lo que pasaba cuando se bañaban tranquilamente en el rio.

Saúl quería encontrar la manera de espiarlas de forma sigilosa y sin correr el riesgo de ser descubierto. Su deseo era convertirse en caimán para poder acercarse a ellas y espiarlas sin ningún problema. El hacia todo lo posible por no ser descubierto cuando las espiaba oculto en las aguas del rio, pero las muchachas notaban su presencia pues tenía unos dientes de oro y el reflejo del sol sobre ella estaba un resplandor que lo identificaba.

En su afán de satisfacer sus deseos, Saúl se puso en contacto con un brujo indígena que conocía, y que sabía podría preparar unas pócimas para convertirlo en caimán. Sin pensarlo dos veces fue en su búsqueda para que pueda ayudarlo. Efectivamente, el brujo podía prepararle unas pócimas que lo ayudarían con su peculiar necesidad. Entonces, el brujo le preparó dos pócimas: una de ellas de color blanco lo convertía en caimán y una roja lo convertiría en humano de nuevo. Las características del hombre caimán eran las mismas que como si fuera el mismo animal en el que se transformó.

Cuando Saúl regresó a su pueblo, inmediatamente se puso en contacto con su un amigo y le contó lo que había conseguido. Le pidió de favor que le echara la pócima blanca para que pueda convertirse en un caima. El amigo accedió y al hacerlo, vio que la pócima tuvo un resultado extraordinario y que inmediatamente convirtió a Saúl en un caimán. Lleno de placer se lanzó al río y sigilosamente se acercó para cumplir su deseo de ver muy de cerca a las mujeres. Escondido entre las piedras pasaba el tiempo observando a las muchachas sin que ellas notaran su presencia.

Pasadas unas horas, regresaba y como había acordado con su amigo éste lo esperaba en para echarle la pócima roja que con la misma efectividad de la blanca lo convertía de nuevo en ser humano. Todo salía según los planes de Saúl. Sin embargo, un día su compañero se fue de fiesta y se pasó de tragos así que no lo pudo acompañar. Saúl no podía pasar un día sin espiar a las mujeres que se bañaban en el río, así que le consiguió a otro amigo que lo pueda ayudar.

Al otro día entonces invitó a otro amigo de tragos y éste le echó la pócima blanca sin problemas. Pero, surgió un problema. Este nuevo amigo, al ver la boca del caimán se asustó tanto que dejó caer la pócima roja. La botella que contenía el liquido misterioso cayó sobre una piedra quebrándose en mil pedazos y sólo unas gotas cayeron sobre él cabeza del caimán, dejando así al pobre hombre con un cuerpo de caimán y una cabeza de hombre.

El hombre caimán se tuvo que conformar con su suerte y con su nuevo hábitat que lo obligaba a permanecer por siempre en el río. El amigo se vio obligado a contarle a la madre de Saúl lo sucedido ella empezó a visitarlo para darle ánimo y cuidarlo y todos los días iba para llevarle pan, queso y ron al que estaba acostumbrado.

La madre viajó a la guajira para buscar al brujo, pero éste había muerto. Esta noticia la impactó tanto que murió de pena en el viaje de regreso su amigo le llevaba música y bailaba con él para matarle el aburrimiento, pero sucedió lo que tenía que suceder. Las muchachas lo vieron tan cerca que salieron espantadas a contarles a sus amigos y familiares la horrenda visión del hombre caimán.

Reunidos todos decidieron darle cacería. Su amigo, al enterarse de la decisión, salió corriendo hacia el río para darle aviso y Saúl el hombre caimán no tuvo más remedio que marcharse río abajo hasta llegar a la embocadura del río magdalena en barranquilla. Dicen que algunos pescadores lo han visto pero ciertamente no se sabe qué pasó con el hombre caimán.

¿A qué región pertenece la leyenda del Hombre Caimán?

La leyenda del Hombre Caimán es una historia que se cuenta en la Costa Caribe colombiana, en población ribereña de Plato, Magdalena. Si bien es cierto, esta leyenda es nativa de esta zona, su popularidad se extiende a todo el territorio colombiano.

¿Qué enseñanza nos deja la leyenda del hombre Caimán?

El hombre caimán y otros cuentos colombianos siempre tratan de dejarnos valiosas enseñanzas. En este caso, la lección es bastante clara. No esta bien espiar a las personas en sus momentos de privacidad. Saúl, el hombre caimán, quiso satisfacer sus desde de manera egoísta, y tuvo su castigo.

Imágenes del Hombre Caimán

Fotos Hombre Caiman

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